11.10.13

Beatificación de 522 mártires






BEATIFICACIÓN DE LOS MÁRTIRES 
REDENTORISTAS DE CUENCA, ESPAÑA



El próximo domingo, 13 de octubre de 2013, tendrá lugar en Tarragona, España, la Beatificación de 522 mártires de la Guerra Civil Española (1936-1939). Entre los que serán beatificados se encuentran los seis Mártires Redentorista de Cuenca: los Padres Javier Gorosterratzu Jaunarena, Ciriaco Olarte Pérez de Mendiguren, Miguel Goñi Áriz, Julián Pozo Ruiz de Samaniego, Pedro Romero Espejo, y el Hermano Victoriano Calvo Lozano.
A finales de julio de 1936, cuando aumentaron los signos de persecución en Cuenca, uno de nuestros Mártires Beatos, el P. Julián Pozo, comenzó ya a intuir que el martirio era una posibilidad real. Dijo entonces: "Nosotros, los Redentoristas, no tenemos mártires; ¿Querrás ver cómo seremos los primeros mártires?" No tardó mucho en hacerse realidad su intuición. Ninguno de estos seis cohermanos buscó el martirio. Algunos temieron claramente la posibilidad. Todos dieron su vida como testigos de la redención. Sus muertes nos recuerdan que también hoy hay muchas gentes que continúan muriendo víctimas de la violencia, de los prejuicios, de las guerras y de la pobreza. Sus vidas y sus muertes violentas nos incitan a construir una cultura del encuentro y del diálogo propuesto por el Papa Francisco como forma de superar estos males que continúan afligiendo a la sociedad humana.
En muchos aspectos, estos seis primeros cohermanos españoles en ser beatificados fueron Misioneros Redentoristas normales.
El P. Javier Gorosterratzu era un historiador que se suponía iba a estar en Roma investigando en los Archivos Vaticanos.
El P. Ciriaco Olarte había sido misionero en México; regresó a España debido a la revolución y a la persecución religiosa en aquel país.
Los PP. Miguel Goñi y Julián Pozo tenían ambos problemas de salud por lo que estuvieron más limitados en su actividad pastoral y misionera. Ambos fueron muy apreciados de quienes los conocieron por su predicación y dirección espiritual.
El Hermano Victoriano Calvo era una persona tranquila y profunda, un hombre de oración y de entrega a los necesitados.
El P. Pedro Romero, juzgado por sus Superiores como no apto para el ministerio extraordinario, demostró una extraordinaria valentía y fidelidad al continuar el ministerio en Cuenca, viviendo el período de persecución ordinariamente sin techo, en las calles. Murió en la prisión a causa de las heridas recibidas y los sufrimientos padecidos tras haberse visto obligado, dos años antes, a abandonar el convento redentorista.
A cinco de estos seis cohermanos, el martirio les llegó rápidamente. No obstante, pienso que la entrega final de sus vidas en las manos de Dios fue el resultado de un proceso mucho más largo. Su fidelidad a Dios en el momento del martirio fue el resultado de su diaria decisión de decir 'Sí' a Jesucristo tal como vivieron su vocación misionera redentorista. En el ministerio diario de la predicación y de la confesión, de la oración y del servicio a los demás, de la enseñanza y de la dirección espiritual vivieron su vocación misionera con fidelidad. Haciendo frente a una grave enfermedad crónica, supieron acoger a los demás con amabilidad y siempre con una sonrisa en los labios. Incluso en la experiencia del fracaso de algunos esfuerzos apostólicos, no se desalentaron ni se echaron atrás, sino que continuaron proclamando el Evangelio.
Aunque no todos podamos estar físicamente presentes en Tarragona el 13 de octubre para la celebración de la Beatificación, pido a cada Misionero Redentorista, Hermana y Colaborador Laico que se una, en espiritual comunión, a esta celebración.
Fragmento de la carta del P. Michael Brehl, C.Ss.R.
Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor
Roma, 5 de octubre de 2013

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