BEATIFICACIÓN DE LOS MÁRTIRES
REDENTORISTAS DE
CUENCA, ESPAÑA
El
próximo domingo, 13 de octubre de 2013, tendrá lugar en Tarragona, España, la
Beatificación de 522 mártires de la Guerra Civil Española (1936-1939). Entre
los que serán beatificados se encuentran los seis Mártires Redentorista de
Cuenca: los Padres Javier Gorosterratzu Jaunarena, Ciriaco Olarte Pérez de
Mendiguren, Miguel Goñi Áriz, Julián Pozo Ruiz de Samaniego, Pedro Romero
Espejo, y el Hermano Victoriano Calvo Lozano.
A
finales de julio de 1936, cuando aumentaron los signos de persecución en Cuenca,
uno de nuestros Mártires Beatos, el P. Julián Pozo, comenzó ya a intuir que el
martirio era una posibilidad real. Dijo entonces: "Nosotros, los
Redentoristas, no tenemos mártires; ¿Querrás ver cómo seremos los primeros
mártires?" No tardó mucho en hacerse realidad su intuición. Ninguno de
estos seis cohermanos buscó el martirio. Algunos temieron claramente la
posibilidad. Todos dieron su vida como testigos de la redención. Sus muertes
nos recuerdan que también hoy hay muchas gentes que continúan muriendo víctimas
de la violencia, de los prejuicios, de las guerras y de la pobreza. Sus vidas y
sus muertes violentas nos incitan a construir una cultura del encuentro y del
diálogo propuesto por el Papa Francisco como forma de superar estos males que
continúan afligiendo a la sociedad humana.
En
muchos aspectos, estos seis primeros cohermanos españoles en ser beatificados
fueron Misioneros Redentoristas normales.
El
P. Javier Gorosterratzu era un historiador que se suponía iba a estar en Roma
investigando en los Archivos Vaticanos.
El
P. Ciriaco Olarte había sido misionero en México; regresó a España debido a la
revolución y a la persecución religiosa en aquel país.
Los
PP. Miguel Goñi y Julián Pozo tenían ambos problemas de salud por lo que
estuvieron más limitados en su actividad pastoral y misionera. Ambos fueron muy
apreciados de quienes los conocieron por su predicación y dirección espiritual.
El
Hermano Victoriano Calvo era una persona tranquila y profunda, un hombre de
oración y de entrega a los necesitados.
El
P. Pedro Romero, juzgado por sus Superiores como no apto para el ministerio
extraordinario, demostró una extraordinaria valentía y fidelidad al continuar
el ministerio en Cuenca, viviendo el período de persecución ordinariamente sin
techo, en las calles. Murió en la prisión a causa de las heridas recibidas y
los sufrimientos padecidos tras haberse visto obligado, dos años antes, a
abandonar el convento redentorista.
A
cinco de estos seis cohermanos, el martirio les llegó rápidamente. No obstante,
pienso que la entrega final de sus vidas en las manos de Dios fue el resultado
de un proceso mucho más largo. Su fidelidad a Dios en el momento del martirio
fue el resultado de su diaria decisión de decir 'Sí' a Jesucristo tal como
vivieron su vocación misionera redentorista. En el ministerio diario de la
predicación y de la confesión, de la oración y del servicio a los demás, de la
enseñanza y de la dirección espiritual vivieron su vocación misionera con
fidelidad. Haciendo frente a una grave enfermedad crónica, supieron acoger a
los demás con amabilidad y siempre con una sonrisa en los labios. Incluso en la
experiencia del fracaso de algunos esfuerzos apostólicos, no se desalentaron ni
se echaron atrás, sino que continuaron proclamando el Evangelio.
Aunque
no todos podamos estar físicamente presentes en Tarragona el 13 de octubre para
la celebración de la Beatificación, pido a cada Misionero Redentorista, Hermana
y Colaborador Laico que se una, en espiritual comunión, a esta celebración.
Fragmento
de la carta del P. Michael Brehl, C.Ss.R.
Superior
General de la Congregación del Santísimo Redentor
Roma,
5 de octubre de 2013
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